1. Quita la cabeza a los gambones y pela las colas. Haz un pequeño corte a lo largo del lomo de cada langostino y retira con cuidado el intestino. Atraviesa cada gambón con una brocheta de madera de tamaño mediano y reserva.

2. Coloca los kikos en un mortero y pica hasta conseguir un grano fino. No debe quedar ni en polvo ni tampoco trozos muy gordos. Si quieres este paso puedes hacerlo con ayuda de un robot batidor teniendo cuidado de no moler en exceso. Coge los gambones y rebozados en los kikos. A continuación pon a calentar una sartén con abundante aceite de oliva y cuando esté caliente fríe los gambones a fuego medio-alto durante uno o dos minutos dependiendo del tamaño de éstos. Saca y deja sobre papel de cocina para que absorva el exceso de aceite.

3. Separa las hojas del cogollo. Necesitarás una hoja por gambón. Coloca una cucharadita de mayonesa a lo largo de la hoja y encima de ella el crustáceo. Sirve de inmediato.

CONSEJO: La hoja de lechuga nos servirá para envolver el langostino, poder retirarle la brocheta y comerlo como si de un burrito se tratara. La combinación del kiko con el marisco junto con la frescura de la lechuga hace de este entrante un plato delicioso.