By Carmen | 09 Sep 2017
Esta es una versión antigua del caldo de peregrinos, un plato reconfortante para los días fríos de invierno. Una receta de cuchara para disfrutar en familia.
24 castañas
Pan duro de hogaza
Unto de cerdo (tocino un poco rancio)
1 cabeza de ajos
1 cebolla
1 manojo de nabizas o grelos, yo he usado repollo verde rizado
By Carmen | 09 Sep 2017
Esta es una versión antigua del caldo de peregrinos, un plato reconfortante para los días fríos de invierno. Una receta de cuchara para disfrutar en familia.
1. Limpiaremos las castañas. Si están un poquito secas simplemente pelaremos y frotaremos para quitar la piel. Si son frescas, las asamos ligeramente y pelamos. También podemos quitarles la cascara y hervir ligeramente para poder pelarlas. Reservamos.
2. Pelamos los nabos y los cortamos en trozos no demasiado grandes pero tampoco demasiado pequeños, reservamos también.
3. En una sartén pondremos a calentar un trozo de unto, como una cucharada sopera colmada. Según se vaya fundiendo añadimos los ajos enteros pelados y dejamos que tomen color. Añadimos ahora la cebolla cortada fina y freímos hasta que este blandita.
4. En una olla grande ponemos a cocer las castañas con el sofrito que hemos preparado y dejamos cocer a fuego medio-bajo durante 1 hora. Respecto a la cantidad de agua, os lo irá diciendo el propio guiso, empezad con 1 litro de agua y a medida que avance la cocción e incorporéis ingredientes el caldo requerirá más.
5. Añadimos los nabos y el repollo rizado, dejamos que siga cociendo otra hora. Si utilizáis grelos o nabizas, añadirlas en los últimos 15 minutos porque necesitan menos tiempo de cocción. Rectificar de sal, porque las castañas endulzan ligeramente el caldo.
6. Para que el caldo adquiera la consistencia y cuerpo que lo caracteriza lo dejaremos reposar, al menos hasta que enfríe.
7. En el momento de tomarlo, le pondremos las tajaditas de pan y calentaremos despacio procurando que no llegue a hervir a borbotones para que no se rompan los ingredientes. Para decorar el plato untamos unas cortadas de pan con ajo y tostamos en una sartén con un poco de unto hasta que tomen color doradito.