By Carmen | 10 Sep 2017
Las almendras garrapiñadas me recuerdan a la feria de mi pueblo. Es un dulce perfecto para hacer un regalo, en un frasco bonito o en una bolsita con un lazo.
250 g de almendra cruda con piel (pero sin la cascara, of course)
250 g de azúcar
250 ml de agua
Un poquito de paciencia
By Carmen | 10 Sep 2017
Las almendras garrapiñadas me recuerdan a la feria de mi pueblo. Es un dulce perfecto para hacer un regalo, en un frasco bonito o en una bolsita con un lazo.
1. Poner en una sartén todos los ingredientes a fuego medio y remover hasta que empiece a hervir, en este momento deberá empezar a hacerse una espuma blanca. Bajar un poco el fuego y seguir removiendo, notaremos que el agua va evaporándose y que la mezcla toma consistencia. No paréis, seguid moviendo hasta que el agua se evapore por completo, lo notaréis porque el azúcar se convierte en una especie de arena blanca granulosa. Aquí va a costar un poco más moverlo todo. Ahora tenéis que subir un poquito el fuego, y OJO no dejéis de remover ya que este es el momento más importante, el azúcar empezará a caramelizarse y pegarse a las almendras, lo iréis viendo.
2. En cuanto las almendras estén cubiertas de azúcar y con un tono tan bonito, retirarlas del fuego para que no se quemen y echarlas sobre un papel de horno sulferizado. Cuidado porque el azúcar quema mucho. Extender las almendras con la cuchara de madera y dejar enfriar.
3. Una vez frías separar las que se hayan pegado, guardar en un frasco o hacer cucuruchos con papel de horno y regalarlas a vuestros amigos, os amarán y querrán hasta el infinito y más allá.