1.-Pon la cerveza, la miel y la levadura en un recipiente y mezcla hasta que la levadura se disuelva.

2.- Mezcla en un cuenco grande las harinas y la sal. Agrega la mantequilla en dados y con ayuda de las yemas de los dedos, frota la preparación hasta que la mezcla parezca migas de pan.

3.- Haz un hueco en el centro de la harina, vierte dentro la cerveza con la levadura y mezcla bien hasta obtener una masa homogénea, si fuera necesario añadir más cerveza, hazlo cucharada a cucharada. Puede admitir un par de cucharadas soperas.

4.- Vuelca la masa sobre la superficie de trabajo  y amásala enérgicamente durante 10 minutos hasta que la masa este firme y no se pegue.

5.- Devuelve la masa al cuenco y tápalo con film de plástico. Deja levar toda la noche en la nevera. Al día siguiente vuelca la masa sobre la superficie de trabajo y aplástala para deshincharla.

6.-  Forma con ella una bola y si tienes un banetone espolvorea este  con harina y luego coloca la masa en su interior, con la parte del cierre hacia afuera. Si no dispones de banetone puedes poner la masa directamente sobre la bandeja del horno. Después tapa con plástico y un paño limpio y deja fermentar en un lugar cálido 4 horas,  hasta que doble su volumen.

7.- Mientras, precalienta el horno a 200º. Pinta o pulveriza el pan con un poco de agua y espolvoréalo con las semillas elegidas. Haz los cortes sobre la superficie con un cuchillo afilado o cuchilla. Hornea en el horno precalentado unos 35 minutos, o hasta que al golpear la base del pan con los nudillos suene a hueco. Déjalo enfriar sobre una rejilla metálica.