1.- Ralla el calabacín con su piel. Ponlo en un colador, echa un poco de sal y deja escurrir al menos 30 minutos. Enjuaga, escúrrelo bien y sécalo con papel de cocina.

2.- En un recipiente amplio mezcla la harina con la levadura frotando con los dedos para conseguir migas. Añade la piel de limón rallada, la sal, el azúcar, los arándanos, el calabacín y el huevo batido con el aceite. Mezcla todo.

3.- Añade el agua y la leche tibia pero no la pongas toda de golpe,  de este modo podrás controlar la que vaya admitiendo. Yo añadí todo el liquido. La masa es bastante blanda por lo que te aconsejo que amases haciendo pliegues hasta que esta se vuelva más elástica. Unos 10 minutos, dandole a la masa descansos cada 2 minutos.

4. – Deja la masa reposar en un lugar cálido y tapada durante una hora. Pasado este tiempo forra con papel de horno un molde alargado de 26 x 12 centímetros y colócala en su interior, pinta con la yema de huevo y tapa. Deja levar hasta que la masa llegue casi al borde del molde, una hora aproximadamente.

5.- Precalienta el horno a 200º C . Introduce el molde y  hornea durante 30 minutos a 190 ºC calor arriba y abajo. Si ves que se dora mucho por arriba tapa con papel de aluminio.

6.- Deja enfriar sobre una rejilla 10 minutos y después sácalo del molde y deja de nuevo que enfríe por completo.

CONSEJOS:

• Puedes utilizar arándanos frescos o congelados en lugar de deshidratados.
• Una vez frio puedes cortarlo en rebanadas y congelarlo.
• Escurre bien el calabacín ya que este tiene mucha agua. Por eso te aconsejo echar los líquidos poco a poco para controlar la textura de la masa.